domingo, 6 de marzo de 2016

Carnívora

Para Yolanda

Cuando le conocí no sabía que era vegetariano. Me había pasado toda mi vida defendiendo que la lechuga tenía que ser considerado un ser vivo de pleno derecho y de repente llego él... él y su veganismo total. Y me convenció a mí: la amante de la carne roja que pedía el entrecot poco hecho, la que sabía de que estaba hecha la morcilla y aún así me encantaba. Dejé de ser " una sádica asesina amante de la sangre" Comencé a comer tan sano que mi cuerpo autoegañado por el corazón, no solo no se quejó, si no que se puso en forma. Lo único rojo que quedó en mi dieta fue el tomate y aderezaba mis alubias con puerros y zanahorias. ¡Me volví adicta a la remolacha y el tofu!

Comprendereis mi sorpresa cuando, al levantarme aquella mañana y encontrarmelo babeando en el baño, el se volvió para pegarme un mordisco en toda la yugular. Cómo no me iba a sorprender que él me mordiera cuando no aceptaba ni comer fiambre cuando de carne eso no tenía nada.
Para mí fue un alivio volver a comer carne, aunque prefería mil veces un solomillo a un brazo humano pero una zombie no se puede poner esquisista.

7 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Me encantan y aterrorizan los zombies a partes iguales :-)

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    2. Me encantan y aterrorizan los zombies a partes iguales :-)

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  2. Me ha gustado. Muy bueno el giro que le das. Eso sí, revisa la segunda frase, que algo has trascrito mal.
    Salud.

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    1. Cierto, muchas gracias por la observación, no me había dado cuenta

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  3. Me gusta mucho este texto. Tuve la suerte de oírlo en directo. Muy bueno.

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