domingo, 19 de junio de 2016

HUMANA


Era al caer la noche cuando podía, al fin, alzar sus ojos. Su propia oscuridad pasaba desapercibida en la negrura y su mirada se recreaba en las estrellas… no se las habían podido quitar, sus alas negras no llegaban tan alto.
En otra vida había sido libre: había reído, cantado y sus ojos azabaches habrían conquistado el mundo. En otra vida… En una en la que leía, escribía y sus opiniones eran escuchadas… en una en la que era un ser humano.
Pero cuando llegaron ellos la convirtieron en un objeto… un objeto que usaban a su antojo y que apartaban de la vista del sol cuando no servía. El velo, que antes lució con orgullo, comenzó a crecer en torno a ella hasta ahogarla, pero para entonces ya no importaba, porque ella apenas era ella.
La noche que comenzó a seguir a esas familias que huían, ni siquiera quedaban pensamientos dentro en su mente, sólo inercia. Y la inercia la llevó hasta el mar y la brisa arrastró las telas negras y al alzar la vista allí estaban ellas, sus estrellas. Esa noche se prometió a sí misma volver a reconstruirse, porque daba igual lo que le esperara al otro lado, a ella no le quedaban opciones.

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