Y os juro que allí donde el mar
se confunde con el cielo, allí donde la geografía y las nubes son una, allí… vi
la morada de los dioses, tan vasta y singular como las rocas que cubren con su
azul. Y sus habitantes –nuevos, viejos, apenas recordados o de los que aún hay
quien mata en su nombre- , sin excepción alguna, bajaban la mirada a la tierra
pidiendo a esos creadores mortales que
orasen para no morir en la inmortalidad del olvido.
Hermoso texto. Tiene un tono que pide ser leído en voz alta, enérgicamente.
ResponderEliminara ver si tengo oportunidad y lo leo en algún micro
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