-¿Diga?
-¡Cómo has podido hacerme esto!
-¿Perdón?
-¡No vengas ahora con disculpas! Eres un… ¡No te mereces ni que gaste saliva insultándote!
- Disculpa
-¡Qué no me pidas disculpas! No tienes perdón, ¡y con ella, no había otra!
-Te estas equivocando…
-¡Tendrás el valor de negarlo! Os he visto con mis propios ojos.
- Pero es que yo…
-No te atrevas a volver a casa, no quiero volver a verte… jamás.
- ¿Estás llorando?
- …
-¿Estás bien?
-Pero… ¿tú…? ¡oh, no!
-Intentaba decírtelo, has debido de equivocarte de número.
-¡Qué vergüenza! ¡Me quiero morir!
-¡No! No. Mira, lo cierto es que es mejor que hayas equivocado el número, es mejor que no le
hayas dado la satisfacción de verte así.
-Ya… discúlpame, por favor. Estaba tan cabreada. No escuchaba nada de lo que decías. En
serio, perdón por la escena.
-Lo entiendo. Por desgracia, he pasado por algo parecido… ¿tu prefijo es 923?
-Sí, ¿por qué?
- ¿Quedamos debajo del reloj para tomarnos un café y hablar en persona?
OMG, libro con este prólogo ya, por favor...
ResponderEliminarEstá muy bien. Y no se cierra como texto independiente, así que quizá deberías tirar del hilo.
ResponderEliminarTira, por favor, tira del hilo!!
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